Porque hay facciones de la comunidad que no pueden disfrutar del momento. Es hora de abordar al elefante de la habitación: la horrible cultura de la cancelación.
Si bien el lanzamiento del nuevo Resident Evil 4 ha traído más felicidad y emoción en la comunidad que otros, no ha habido excepciones en cuanto a los comportamientos tóxicos de ciertos usuarios que prefieren ver el mundo arder.
Al igual que muchas otras, (principalmente de nombres con grandes trayectorias) la comunidad de Resident Evil es conocida por apasionada y comprometida con la franquicia. Pero a medida que sus territorios se expanden, esa “pasión” transiciona a darles la forma de verdugos con juicios que, (si milagrosamente parten de sí mismos) tienden a rozar en lo simplón.
Es debido a las facilidades que aporta el anonimato online, que la adopción de la “cultura de la cancelación” gradualmente se ha contextualizado como un recurso más negativo que en lo que solía ser al principio: una manera de exponer órganos o individuos que de alguno u otro modo perpetraron algún daño grave y profundo en la sociedad.
Para internet, actualmente, “cancelar” es sinónimo de destruir básicamente cualquier cosa que no cumpla con parámetros comúnmente tan arbitrarios como que simplemente no les gusta algo o que algo no es exactamente como sus mentes lo imaginaron; al menos en cuanto a media respecta.
El acoso cibernético y el talento actoral
Para la reedición de Resident Evil 4, ha sido la actriz Lily Gao aquella encargada de prestar su voz y su interpretación para dar vida a la entrañable Ada Wong. A pesar de ser la primera vez que Gao incursiona dentro de la franquicia desde el punto de vista de los videojuegos, ella también se puso en los zapatos de Ada para la escena postcréditos de la cinta live-action Welcome to Raccoon City (2021).
En algunas entrevistas previas al estreno de la cinta en cuestión, Gao expresó infinita emoción y gratitud con respecto a la interpretación del personaje, por lo que era de esperarse que al poder continuar siendo la voz de Ada en los videojuegos, el desempeño de la actriz fuera notorio y entusiasta.
La semana pasada, los verdugos tomaron las redes sociales para ir directamente a las plataformas de Gao para atacarla y acosarla, especialmente después de que la actriz compartiera una imagen en el set de grabación de Resident Evil 4. Este comportamiento tuvo como consecuencia que Gao desactivara los comentarios; y que luego de varios días, simplemente retirara todo su contenido de Instagram para evitar más odio.
Nada justifica este comportamiento pero, ¿cuál fue la justificación? simple y sencillamente que “no les gustó su actuación”. Todo partió de un tuit que “reclamaba” a la actriz el haber invertido dinero en una edición Deluxe de RE4 para “recibir una actuación mediocre”. Algo semejante ocurrió con Avan Jogia cuando interpretó a Leon S. Kennedy hace unos años.
Otras de las quejas que pueden encontrarse recaen sobre la participación de Ada; porque es una de las cosas más distintas en esta versión, eliminando por mucho el papel de femme fatale que solía predominar en su original. Independientemente de que no es que Gao haya tomado las decisiones de dirección y tampoco de guión, está demás expresar los miles de motivos por los que esto es inaceptable.
Y que ya se ha vuelto una cantaleta cansada en las comunidades.
Resident Evil no es ni cercanamente el único fanbase que sufre de este mal en la industria; otros ejemplos recientes y lamentables fueron The Last of Us Part II y la adaptación de TV de The Last of Us para HBO.
Cerca del lanzamiento de Part II en 2020, una filtración de escenas importantes fue el escenario de la ira de muchos fanáticos de la IP de Naughty Dog. Ellos tomaron interpretaciones muy precipitadas sobre el destino de Ellie y de la historia, a meses de siquiera poder tener acceso a la pieza final.
Este descontento (que también fundamentaba del aspecto de varios otros personajes) se convirtió en un caos repleto de acoso al director Neil Druckmann y a todo el elenco del videojuego, especialmente a la legendaria Laura Bailey que en ese entonces dio vida a Abigail “Abby” Anderson de forma entrañable.
Bailey recibió múltiples amenazas de muerte hacia ella y también hacia su hijo de entonces dos años; por haber “arruinado” la historia de The Last of Us y por “haber seguido la agenda política” de Neil Druckmann. (Traducción, todos creían que el personaje transexual era Abby, y oh! sorpresa).
La historia se repite con Bella Ramsey en el papel de Ellie para la serie de TV. Y podríamos seguir listando muchos más casos de descontentos infundados que se convierten en actitudes que incluso rozan la ilegalidad.
The Last of Us Part II, curiosamente, se considera actualmente como uno de los mejores videojuegos de la historia. Gran parte del porqué es el profundo poder narrativo; que se apoya de emocionales actuaciones que conectan con nosotros y nos dejan reflexionando sobre nuestras decisiones como jugadores.
Este título se llevó las palmas de la crítica (por acá nuestra reseña) y se coronó como el juego del año en 2020. Este suceso seguramente para el equipo de desarrollo se sintió como una bocanada de aire frente al hecho de que tuvieron un año repleto de escándalo absurdo…
… Y una página de Metacritic repleta de bombardeo por parte de los usuarios.
¿Cuál es el punto del review bombing?
La ya famosa modalidad del review bombing en Metacritic es por mucho absurda. Consiste en aparecerse en la página del juego, dejar una mala calificación y una justificación acéfala que preste una justificación al número negativo.
La casi perfección de Resident Evil 4 no lo exentó de sufrir del mal. Actualmente las páginas de ciertas versiones del título en Metacritic están sufriendo de review bombing; principalmente porque Capcom tomó la sabia decisión de no distribuir este título en Xbox One pero sí en su contraparte de la generación pasada, PlayStation 4.
¿Cuál es el objetivo, o, vaya, la diversión en ello? Porque el review bombing se ha popularizado tanto que no precisamente es que afecte considerablemente a nivel ventas.
Como consumidores, es natural que exista un grupo que esperaba algo distinto; o que sencillamente no esté conforme con el resultado de un producto como éste. Pero hay todo un muro de diferencia entre expresar un disgusto a convertirlo en una acción nociva e hiriente hacia personas que sólo están desempeñando su trabajo.
Uno que por cierto no consiste en acciones azarosas.
Es importante que la sociedad comience a reflexionar en su falta de empatía y se tome más en serio estas problemáticas. Que comencemos a desarrollar el pensamiento crítico; y que dejemos de creer que como somos “el lado que saca la cartera”, tenemos el derecho a exigir con violencia.
Fuentes: Lily Gao @ IG, Metacritic