Resident Evil: Death Island – Reseña

Jill Valentine regresa por todo lo alto en una película hecha con amor, para todo tipo de fanático.

Resident Evil: Death Island es una película que desde su sorpresivo anuncio generó gran expectativa, ya que su reparto incluía a los eternos Chris Redfield y Leon S. Kennedy con el regreso de Jill Valentine como su carta fuerte.

Este frenesí sólo incrementó cuando se anunció que Claire Redfield y Rebecca Chambers se unían a la fiesta, por lo que esto fue considerado algo similar a Avengers: Infinity War para los fanáticos de Resident Evil.

Como secuela directa de Resident Evil: Vendetta, y sumado a la calidad de sus protagonistas, Death Island prometía un festival de fanservice como punto de partida para reintegrar a una Jill desaparecida del canon debido a las secuelas de Resident Evil 5, todo esto entre rumores de su futuro en una próxima entrega numérica.

Finalmente su estreno llegó y México fue uno de los países afortunados en tener proyecciones en sus cines, por lo que pudimos comprobar de primera mano que Death Island cumple con lo que se esperaba, y hasta más.

De los errores se aprende

Como comenté, Death Island fue presentada siendo una continuación directa a Vendetta ubicándose un año después (es decir, 2015) en la cronología, con Makoto Fukami como escritor de ambas entregas y añadiendo a Eiichirô Hasumi como director, quien ya había fungido como similar en Resident Evil: Infinite Darkness.

Es por esta razón que llegué a la sala de cine con la idea de ver nuevamente esa acción extrema e incluso exagerada vista en la película anterior, la cual hizo que se ubicara hasta el fondo de mi ranking personal de peliculas CGI. Por suerte en esta ocasión no fue así.

Si bien vemos a nuestros protagonistas dar gala de sus mejores habilidades, en mi percepción en esta ocasión la acción fue mejor trabajada y con mayor regulación, dando un enfoque más grande a la psicología de los personajes y como su incansable lucha contra el bioterrorismo los ha afectado.

Junto a la decisión de dejar la animación a Quebico, un estudio que previamente ya había trabajado en Infinite Darkness, nos proporcionó escenas de acción más fluídas a nivel técnico, lo cual es un deleite a la vista.

La única e incomparable Jill Valentine

Con esto en mente llegamos a otra de las premisas y el principal atractivo de la película: el retorno de Jill Valentine.

Si hacemos memoria, Jill estuvo ausente de la historia principal desde Resident Evil 5 y sólo tuvo una breve mención en Revelations 2, haciendo saber a los fans que estaba en tratamiento después de ser parte de los experimentos de Albert Wesker y de haber sido manipulada mentalmente por este.

Y es por esto que Jill se convierte en la protagonista absoluta. Interactuando con el resto de personajes como si nunca se hubiera ido y siempre fiel a su intención de ayudar a los inocentes, ahora con más empeño debido a sus intenciones de remediar todas las maldades que hizo bajo el control de Wesker.

No más damiselas en apuros

Aunque no todo es Jill. Creo que uno de mis principales temores cuando se anunciaron los cinco protagonistas fue el que se lograra un equilibrio en pantalla sin tener que relegar a uno o varios, tal como ocurrió en Vendetta con Rebecca o Infinite Darkness con Claire, donde cada una tiene participación pero son opacadas mayormente por sus co-protagonistas.

En esta ocasión no es el caso, o al menos no de forma tan marcada. Cada personaje tiene su nivel de importancia en la trama, que se ajusta perfectamente a su papel dentro de la franquicia.

Todos brillan, desde Rebecca siendo la encargada de proveer las vacunas para el virus en turno hasta Chris y Leon haciendo todo a lo que nos tienen acostumbrados. Hasta Ingrid Hunnigan tuvo sus pequeños momentos.

Pero esto fue un arma de doble filo dentro de la historia. En una de las mejores escenas de la película el antagonista usa el status quo de los protagonistas para tratar de quebrarlos emocionalmente haciendo mofa de ellos y sus papeles en la lucha contra el bioterrorismo, por ejemplo, recordando los multiples compañeros caídos de Chris o Leon trabajando para un gobierno corrupto.

Una escena maravillosa.

Bien ahí con tu continuidad, Capcom

Death Island tiene algo que la hace diferente y es el uso de referencias a otros eventos y personajes.

Si bien desde los avances sabíamos que Albert Wesker sería mencionado algunas ocasiones, pero el incluir el nombre de Piers Nivans en una conversación entre Chris y Jill fue de las mejores decisiones creativas.

En la sala de mi función fue uno de los momentos que más reacción generaron, dando muestra de lo querido que se volvió este personaje por su aparición en Resident Evil 6.

Otras menciones como la de Glenn Arias y el incidente de Hardvardville fueron simples pero bien usadas.

Wesker, era tan diferente cuando estabas tú

Pero no todo es miel sobre hojuelas. La franquicia ha sufrido de la falta de un villano notable desde la caída de Albert Wesker en RE5, y con Death Island no es la excepción.

Creo que en tiempos posteriores a Wesker el único antagonista interesante ha sido Derek Simmons de RE6, por sus intenciones de mantener el órden mundial haciendo uso del virus C e incluso acabando con la vida del presidente Adam Benford.

Aunque para la mala suerte de Simmons siempre será recordado más por su obsesión con Ada Wong que por lo que hizo como antagonista. Entre casos como este y villanos con motivaciones que se sienten repetidas suele ser complicado que veamos una amenaza real ante nuestros protagonistas.

Si bien Dylan Blake juega de buena manera al burlarse de la realidad de nuestros héroes, cae de forma similar en este bache al mostrarlo como alguien en busca de venganza al hacer que otros sufran lo mismo que él.

Vamos, que es un recurso usado ya en otras ocasiones incluso teniendo de referencia inmediata a Jason de Infinite Darkness.

Raccoon City no more…

Hay otro detalle con Dylan que no me convence: su relación con Raccoon City. No digo que sea algo malo ya que es la ciudad donde todo inició, pero me gustaría ver que los escritores nos muestren antagonistas surgidos de otros eventos similares, Tall Oaks por ejemplo.

Punto a favor el enlazar a Dylan con Glenn Arias. Esto permitió el regreso de Maria Gomez en busca de castigar a los que acabaron con la vida de su padre.

El ver de regreso a esta antagonista hace que se sienta una continuidad entre películas e historias, algo que no se había visto anteriormente en este tipo de producciones.

Aún con el hecho de contar con una historia que ya se ha visto en otras producciones, la trama de Death Island funciona de manera que logra cumplir con lo que los fans esperaban de la película.

La diferencia con otras entregas similares es la duración de la misma, lo cual aunado a la cantidad de personajes por presentar hace que el ritmo de la pelócula se sienta acelerado. Tal vez unos 10 minutos más hubieran quedado de maravilla.

Por un futuro sin miedo…

A pesar de esto, Dylan fue el villano perfecto para lo que la película nos quiere mostrar: las secuelas que el bioterrorismo puede dejar en las personas.

Mientras Dylan fue arrastrado hacia la oscuridad por las memorias de lo ocurrido en Raccoon City, por el otro lado tenemos a los protagonistas, que a pesar de todo lo que han sufrido siguen luchando día a día por hacer lo correcto y ofrecer un mejor mañana a la humanidad.

Y Chris lo dice claramente durante la película: “destruir el mundo es fácil, lo complicado es hacer lo correcto”. Una frase poderosa, ya clásico en el buen Chris.

Vamos Capcom, dale a los fans lo que quieren

El último punto que quiero destacar son esas interacciones entre personajes que se dan gracias al nutrido elenco que se nos presenta. Si hace algunos años alguien me preguntara si me imaginaba ver a Jill trabajando junto a Leon o a Chris de nuevo con su hermana Claire le hubiera dicho que era algo imposible, pero al fin sucedió. A opinión personal, la frescura que se le dió a Jill durante su interacción con Leon fue de lo mejor de la película.

Y esto es algo que solo me hace desear ver esas duplas juntas nuevamente en futuras películas, o incluso en un videojuego. Después de todo, entre tantos rumores de un remake para Code Veronica y un próximo Resident Evil 9 no suena tan descabellado.

De igual forma, el arriesgarse a desarrollar producciones con diversos protagonistas abre la posibilidad de ver regresos de algunos que no han sido muy constantes en la franquicia, y el productor Masachika Kawata ya se dijo abierto a la posibilidad en caso de que Death Island tenga buena recepción.

Conclusión

Resident Evil: Death Island no es lo mejor del séptimo arte, pero ofrece a sus espectadores todo aquello que desean ver.

Existen películas que se consideran obras maestras en todos sus sentidos y otras que son hechas con un fin específico, pero al final ambos tipos de producciones son hechas con el fin de entretener al espectador. Y en esta ocasión estamos ante un filme que cumple con este último.

Resident Evil: Death Island es una película entretenida que encuentra en su nutrido elenco su principal atractivo. Precisamente es esto lo que compensa las deficiencias que tiene en la trama, las cuales se olvidan cuando llega el clímax y vemos a todos nuestros personajes favoritos juntos en acción.

Como extra, Death Island es una película que puedes presentar a alguien no tan familiarizado con la franquicia y la disfrutará.

si jill todavía está por ahí, tenemos esperanza